me estremecí ese día cuando darío me pidió vestirlo con un pantalón que tuviera bolsas, compartimientos; pequeñas cajas fuertes.
y es que descubrir la magia de las bolsas situadas en el atuendo cotidiano es una de las cosas más significativas de la niñez y de la vida en general. al menos en esta familia.
en sus bolsas, darío guarda juguetitos que no le permiten llevar a la escuela,
pero que él descubrió que los puede llevar y tener a su lado, sin que nadie se dé cuenta.
sus primeros secretos están ahí. bien guardados.
yo me lo imagino siempre metiendo las manos a las bolsas del pantalón para encontrar compañía en medio de la clase de matemáticas. o a las dos de la tarde, cuando lo único que se quiere es llegar a casa. sentir hogar.
o sentirse, a la hora del receso, como un pirata con tesoro en mano.
otras veces, como todos lo hacemos,
darío también usa las bolsas de su pantalón para cubrir sus manos del frío.